Los ciclos menstruales, el embarazo, el parto y el post parto son momentos en que las mujeres experimentan una montaña rusa de emociones. Requieren de atención y cuidados máximos, debido a que en alguna de estas etapas podrían desencadenarse sentimientos problemáticos que conllevarían poco a poco a un hueco emocional del que se llega a salir con la ayuda de comprensión, pero en un grado muy avanzado llamada: Empatía
Ésta es una palabra que se usa muy poco en estos tiempos que estamos viviendo. Muchas personas ignoran el significado de ella, a pesar de que es un vocablo que debía ser del conocimiento de todos. ¿Pero, qué es la ‘’empatía’’?
La empatía es la intención de comprender los sentimientos que las personas experimentan con la intención de ponernos en su lugar. Es un tipo de inteligencia interpersonal que nos facilita apropiarnos de las emociones ajenas para llegar a un entendimiento profundo del origen y causa de ellos.
Nosotros los seres humanos cuando no estamos influídos por las condiciones reales de una situación, tendemos a querer llevarnos por la opinión que nos dicta nuestro cerebro basado en un modo de pensar frio y estándar donde el pensamiento se ha alejado de todo tipo de influencias externas, y ha quedado sólo en una colina donde milagrosamente nada afecta. En esta colina no existen elementos invisibles que llevan a complicar el modo en que se descifra un problema y su solución.
Si esas ideales formas de pensamiento neutrales y sin agravantes fueran parte de la cotidianeidad, no necesitaríamos de la empatía porque simplemente fuera innecesario ponerse en el lugar de otra persona para experimentar aquello que se siente, y la vida fuera más simple de lo que en realidad es.
Las mujeres por lo general, experimentan cambios de carácter a medida que transcurren sus procesos hormonales. De ahí que en ciertos momentos del mes la susceptibilidad, la irritabilidad, los cambios de humor y la falta de energía invadan la rutina diaria.
En el caso de las mujeres embarazadas todo eso se multiplica por un millón, pues además de todo lo que ya conocemos mes a mes, se adicionan otros malestares y demandas de nuestro cuerpo en este duro proceso donde estamos dando abrigo y cobija al nuevo ser amado que crece en nuestro interior.
Las mujeres embarazadas o las que recientemente dieron a luz, necesitan amor, cariño, pero sobre todo empatía… necesitan que alguien se siente cerca de ellas y NO hable, sino que demuestre, entienda y que se ponga en sus lugares.
No se trata de minimizar los efectos de las hormonas, como muchas personas tienden a querer hacer, sino que entiendan que siendo la mujer una de las maravillas del mundo, no es perfecta, que atraviesa por procesos que no tienen momentos fijos, ni explicaciones; procesos que consisten básicamente de ideas que cambian en pequeños lapsos de tiempo y con distintos niveles de intensidad.
De ahí que durante esa etapa muchas se sientan bellas y otras no tanto, muchas se sientan queridas y otras no, muchas se sientan calmadas y otras no tanto, y a unas se les tenga paciencia y a otras no.
El papel del esposo es vital en esta contienda. Éste es el momento en el qué, finalmente se convierte en nuestro príncipe encantado. Él debe ser quien primero se encargue de entender (siempre que sea posible), que por más descabellada que parezca una propuesta, ésta tiene sentido para alguien, quien tal vez se encuentre bajo narcóticos efectos hormonales, y que busca empatía, alguien se ponga en esos zapatos, que hoy protegen esos piecitos inflamados que una vez fueron delgados.
Por otro lado los padres, familiares y amigos, deberían juzgar menos y dar: más demostraciones de amor, más palabras de aliento, más de yo estoy aquí para ti, y qué necesitas, las opiniones pueden esperar…
Hoy día muchos han hablado abiertamente sobre la depresión, se ha comentado la creencia de que es un estado del que se puede salir fácilmente, y no lo es. Muchos de los que la padecen son tildados de cobardes, y son juzgados por dejar de luchar, pero es importante entender que cuando se sufre de depresión, la conexión positiva de nuestro cerebro falla, y es reemplazada por una conexión oscura y envolvente de la que muchos pueden salir airosos, y después de mucho esfuerzo, pero otros en cambio la llevan como una pesada carga en sus hombros por toda la vida.
Nuestra amiga ‘’la empatía’’ no debe confundirse con lástima, o con paños tibios; seamos capaces de sentir CON las personas, y no POR ellas. No sirve de nada el amor, si viene con ausencia de empatía. Identifiquémonos más con los problemas de nuestros seres queridos y no hagamos que el privilegio de estar en nuestros lugares, nos nuble la empatía.
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